Doña Trini Room

Doña Trini, dueña de estas recámaras hace casi dos siglos, era famosa por dos cosas: su rigurosa puntualidad y su colección de espejos antiguos. Dicen que no salía a la calle si no había visto su reflejo en siete cristales distintos para asegurarse de que su aura estuviera en orden. Por eso, en las noches tranquilas, si te paras frente a alguno de los espejos de la habitación y le pides “consejo” en voz baja, es probable que ella se manifieste. Ojo, ella no se aparece como un fantasma dramático; más bien, de pronto sientes una urgencia inexplicable de poner tu vida en orden, es Doña Trini revisando tu postura. Ella odiaba el desorden, así que si dejas un calcetín mal puesto, el que no duerme eres tú.