alhambra room

Cuando el Marqués edificó esta casa, el estilo barroco era la ley, pero aquí se le fue la mano con el capricho. Cuentan las malas lenguas que el exótico estilo mudéjar de la Alhambra no lo inspiró la devoción, sino un ardiente y prohibido amor de juventud traído desde Granada. Se dice que cada mosaico y cada arabesco tallado en las celosías son, en realidad, un conjuro traído de al-Ándalus, diseñado para retener la esencia de una pasión tan fugaz y colorida como la habitación misma. Si te fijas bien en las noches de luna llena, los patrones de madera se reorganizan, buscando al dueño de un broche de plata que fue olvidado en un baúl y que se convirtió en el único recuerdo que el Marqués se atrevió a robar para honrar ese amor que, al igual que los secretos de la Alhambra original, jamás pudo consumar. Piénsalo dos veces antes de pedir un café a media noche; la pasión de la Marquesa a veces se sienta a esperar.